Has realizado una tesis doctoral sobre el virus MERS-CoV, ¿qué diferencias y parecidos existen entre este virus y el actual coronavirus?

El MERS-CoV es un coronavirus humano que causa una patología pulmonar muy severa, en eso es similar al SARS-CoV-2, causante de la COVID-19. Sin embargo, la transmisión del MERS-CoV entre un enfermo y una persona sana es poco frecuente porque este virus suele estar en los pulmones más que en la garganta. El SARS-CoV-2 es capaz de infectar tanto los pulmones como la garganta y las fosas nasales, haciendo que aumente su capacidad de contagio muchísimo, incluso desde personas sin síntomas graves. En cifras, el MERS-CoV ha infectado a unas 2500 personas, con 800 fallecidos, desde el año 2012. Muy lejos de los 110 millones de infectados y casi 2 millones y medio de fallecidos por el SARS-CoV-2.

Eres uno de los principales expertos sobre el Coronavirus en España, y en la actualidad trabajas como profesor de Biología en el colegio Peñalvento, ¿qué te ha hecho incorporarte al mundo de la docencia?

La ciencia es un trabajo muy bonito y los 6 años que trabajé de investigador en el Centro Nacional de Biotecnología fueron una experiencia vital muy enriquecedora a nivel científico. Sin embargo, en ese tiempo noté que disfrutaba especialmente de las ocasiones en las que podía explicar el resultado de mi investigación a otros científicos en congresos, así como someterme a sus preguntas. De hecho, en este tiempo creé mi propia página web de divulgación científica.

Ya desde que estaba en el colegio noté una predilección especial hacia la educación, hacia la transmisión de conocimiento. Eso, unido al respeto que le tengo a esta profesión y a que considero imprescindible hacer llegar la ciencia a cualquier ciudadano, independientemente del futuro profesional que uno elija después, me hizo encontrar mi lugar en la docencia.

¿Qué te aporta?

Es una experiencia de aprendizaje constante y lo veo como una oportunidad de aportar mi granito de arena a la formación científica de unas mentes jóvenes e inquietas que tienen un potencial enorme. Sorprende ver cómo se replantean lo científicamente establecido. Es muy gratificante, además, ver su ilusión y cómo se sienten reconfortados cuando han aprendido algo nuevo sobre el cuerpo humano, las plantas o los virus.

¿Cómo crees que los niños están percibiendo la actual pandemia?

Están mejor que muchos adultos. Aceptan que tienen que tomar una serie de medidas y punto. Con todo, es muy necesario seguir concienciando de los peligros de este virus y de la capacidad de transmisión tan grande que tiene entre personas que se junten en un mismo sitio.

¿Continúas dentro del mundo de la investigación?

A nivel bibliográfico y divulgativo, sí. Sigo asistiendo a conferencias y dando charlas y cursos sobre Virología y coronavirus. Estoy muy pendiente de todos los artículos científicos relacionados con los coronavirus en general y el SARS-CoV-2 en particular. Considero que tengo esa obligación divulgativa de contar lo que se sabe a nivel científico, en parte porque veo muchísimas noticias falsas todos los días rodeando el tema de la pandemia y las vacunas.

¿En qué situación crees que se encuentra ahora mismo la pandemia teniendo en cuenta las vacunas que ya han sido autorizadas y el comienzo de las distintas campañas de vacunación?

Seguimos lejos del objetivo que perseguimos con la vacunación, que es la inmunidad de grupo. En España se ha vacunado con dos dosis ya aproximadamente a un millón de personas. Eso, unido a los 3 millones de personas que han pasado la enfermedad nos deja un balance de 8,5% de población con algún tipo de inmunización (natural o por vacuna). Necesitamos vacunar más rápido.

En la actualidad hay 3 vacunas autorizadas en la Unión Europea, además de otras que se están empleando en países como China que aún se encuentran en fase experimental. ¿Cuál es tu opinión respecto a su fiabilidad?

Podemos confiar en que cualquier vacuna que haya sido aprobada será segura para nosotros en términos de efectos adversos. Existe cierto estigma hacia este tipo de productos médicos pese a que han superado con éxito todos los controles pertinentes en estudios clínicos más amplios que muchas cremas que vemos en los supermercados. Aún es pronto para saber cuánto nos durará la inmunidad, pero los datos recientes sobre las hospitalizaciones en Israel, con un 94% menos de enfermos graves en el millón de personas vacunadas son un buen augurio.

¿Y en qué situación nos deja las nuevas variantes del virus?

 

Me preocupa la capacidad que ha mostrado el virus de mutar hacia variantes que se diseminan mejor. Aún hay cierta duda sobre las diferencias reales con el virus original. Estudios epidemiológicos observacionales han mostrado mayor capacidad de contagio. Pero los experimentos llevados a cabo en laboratorio son aún preliminares. Hay que estar atento y monitorizar la evolución del virus.

 

¿Son eficaces las vacunas actuales contra estas nuevas variantes?

 

Hay ya artículos cortos donde han ensayado a neutralizar las variantes del virus con suero de pacientes que han sido vacunados y se ve que sí que valdrían las vacunas de Pfizer y Moderna, al menos. En cualquier caso, son estudios hechos en el laboratorio desde los que cuesta extrapolar a lo que ocurriría en una persona. Hace falta que salgan estudios donde se vean realmente si los vacunados están más, menos o igualmente inmunizados frente a las distintas variantes.

 

¿Qué capacidad de contagiar tienen las personas que ya han sido vacunadas?

 

Estudios preliminares de la vacuna de Pfizer han mostrado que las personas que se infectaron después de haberse vacunado tenían 4 veces menos carga viral en sus pulmones. Esto podría significar que las personas vacunadas, si se infectan, contagiarían mucho menos.

 

¿Acabaremos venciendo esta pandemia?

Sí, sin duda el virus acabará siendo vencido por nuestra medicina. Los estudios que se están haciendo para evaluar la capacidad de las vacunas actuales para frenar a las nuevas variantes que han surgido son esperanzadores. Debemos aplicar dichas vacunas antes de que el virus siga mutando. Eso sí, según las medidas que se tomen y cómo se tomen, por el camino morirá un número variable de personas, con el impacto que eso tiene en la felicidad, salud y economía de un país.

¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros, a nivel individual, para ayudar a paliarla?

Ser más responsables de lo que la ley nos está exigiendo para protegernos nosotros y proteger a nuestros seres queridos. Además, estar bien informados por fuentes científicamente serias y aplicar el sentido común. Contrastar las noticias que nos llegan para discernir cuáles de ellas son falsas y así evitar a que se extiendan bulos.

¿Qué medidas de seguridad consideras esenciales?

Las medidas de prevención que todos sabemos: mascarilla, higiene de manos y distancia de seguridad. No hay más, el virus no puede teletransportarte, necesita ir de una persona a otra y sabemos cómo lo hace perfectamente.

¿Cómo ves esta situación dentro de los centros educativos? ¿Se están aplicando las medidas necesarias?

Las medidas son adecuadas para prevenir el contagio dentro de las aulas, pero yo haría más hincapié en temas que se han pasado por encima en toda España, como es la utilización de medidores de CO2 para conocer objetivamente el estado de la ventilación de las aulas y espacios educativos; uso de filtros HEPA para eliminar posible virus circulante traído por estudiantes o profesores asintomáticos y hacer test aleatorios periódicamente para tener una idea del estado real de cara a prevenir la aparición de brotes.